jueves, 19 de abril de 2012

Un elefante le contesta al Rey de España.

Has pedido perdón y para nosotros no era necesario. En nuestro mundo no existen “represalias” como en el vuestro. Ni pienses que una manada de los nuestros, pisoteará a tu gente y destruirá tu reino. Así no actuamos nosotros, vosotros, sí.

Somos de la naturaleza, y no sabemos de palabras. Lo cierto, es que mi hermano estaba vivo, y hoy está muerto. Eso es todo.

Me dicen que tu gente pasa un momento malo. Y agregan que gastaste cuarenta y seis mil euros, para matar a mi hermano. Que no lo vuelvas ha hacer, ¿será un acto de arrepentimiento o una profecía autocumplida de que se te acabará la plata?-

También supe que en otros tiempos, tus predecesores (podría haber dicho “depredadores”), extirparon de la faz de la tierra a los pueblos americanos originarios. Sería bueno que a los pocos sobrevivientes les pidieras perdón, ellos, ellos sí pueden escucharte… quizás… nosotros, nosotros no sabemos de palabra.-

Has pedido perdón, pero para nosotros no era necesario, no sabemos culpar a nadie y simplemente, cuando nos dejan, vivimos. Pero en mi reino se mata para comer, no como en el vuestro, que se mata también por diversión.

Ocurre que en el reino animal no nos aburrimos nunca, no sabemos de eso, y por eso nuestra diversión es siempre la vida, no la muerte.-

Yo espero que a tu gente le vaya bien, que se reconozca la verdad de que son todos iguales y… digamos la verdad… todos tienen sangre roja y ninguno sangre azul… luego… ¿por qué en lugar de pedir perdón no abdicas, para bien de los españoles y de todos los humanos?

jueves, 2 de febrero de 2012

Tentativa para una revisión de nuestro lenguaje falaz.

Nuestro lenguaje tiene pretensiones de totalidad, como si hubiéramos alcanzado a nombrarlo todo, y no es así. ¿Quién puede expresar en palabras el aroma de los jazmines? ¿Quién puede decir lo que sintió en su primer orgasmo? ¿Cómo se denomina a lo padres a los que se les muere un hijo? La primera pregunta es botánica, la segunda es maravillosa y la tercera es excesivamente triste. Ninguna de las tres tiene una respuesta verbal. ¿Con qué nombre puede decirse nuestro actual sistema político mundial, donde un tercio de la población padece hambre extrema?
Alguno puede suponer que ciertas cosas no tienen nombre, porque … si nomás. Reflexionen sobre el tema. Lo que no se nombra, lo innombrable, indudablemente es porque no … queremos saberlo. No queremos saber una hermosura que nos regala la naturaleza, el aroma de los jazmines, porque no cotiza en bolsa, o porque no sirve para los fines de nadie. No queremos saber eso que es tan secreto e íntimo, y no lo queremos comunicar, por egoísmo, por eso no le ponemos nombre a nuestro primer gozo humano intenso, la primera eyaculación del hombre, el orgasmo primero de la mujer. No queremos mirar el dolor que nos puede pasar, por eso no le ponemos nombre a los padres que se les muere un hijo, si muere un cónyuge, viuda o viudo, si mueren los padres, huérfanos… pero… la pérdida de un hijo es tan dolorosa, que no tiene nombre establecido para los padres que la sufren.
Así como se está trabajando en ciencias duras, con el mismo rigor con que juegan los niños, así... ha llegado la hora que trabajemos para ponerles un nombre… a las cosas que nunca se dicen. Y repasemos la justicia de aquellas que sí se dicen… por ejemplo… “la mujer del prójimo”… ¿qué significa? que la mujer no es de “ella” misma, sino de “otro”… ¿acaso la mujer es una cosa que tiene dueño, y un dueño tan asqueroso que es… otro… y no yo? hay cosas de las que nadie se ocupa. Revisar el lenguaje, por ejemplo. Me quiero avocar a ello. Alguna mujer me lo va a agradecer, ya la tiene cansada el mismo prójimo siempre, quiere ser mía.

viernes, 27 de enero de 2012

Cuatro haikus sin nombre

1)
en la penumbra
la luz siente la pena
de quien no alumbra

2)
pasan los años
y nadie sabe bien
cuando pasaron

3)
no me contenta
sentirme medio vivo
o muerto a medias

4)
igual canción
en tu garganta suena
canción distinta